Las complejas dinámicas socioeconómicas de nuestro país, donde se sobreponen distintas formas de desigualdad, son poco discutidas en el ámbito empresarial a la hora de fijar políticas de equidad de género. Sin embargo, este análisis puede marcar una hoja de ruta para definir intervenciones que mejoren no solo la equidad de género, sino la competitividad regional.Se puede afirmar que la reducción de brechas entre hombres y mujeres debería llevar a una optimización del recurso humano y una innovación suficientes para lograr altos estándares de competitividad.