Para muchos colombianos, tener casa propia representa estabilidad, seguridad y un logro personal importante. En un país donde el acceso a una vivienda digna no siempre está garantizado, ser propietario significa dejar de pagar arriendo, evitar la incertidumbre de desalojos y construir un patrimonio que se puede heredar. Es también una forma de sentir que se ha progresado, especialmente en contextos de esfuerzo y trabajo constante.Además, la vivienda propia es vista como un símbolo de éxito y de cumplimiento de un sueño familiar.