El año calendario ya llegó a junio, un mes que se presenta como una etapa de transición poderosa. Esta no es cualquier época, pues en el hemisferio norte coincide con el solsticio de verano, el día más largo de todo el año.Este fenómeno es muy observado y celebrado por diversas culturas de todo el mundo. De acuerdo a varias tradiciones espirituales, el solsticio de verano se considera como un momento clave para la transformación interior, la expansión de la conciencia y el florecimiento del ser. En este contexto, junio puede ser interpretado como un portal de claridad y maduración.