El sueño de ganarse el premio mayor de un juego de azar, como el Baloto o la lotería de Boyacá, sigue siendo un anhelo que mueve a millones. Muchos participan con la esperanza de que sus “números de la suerte” sean la llave para cambiar sus vidas y alcanzar la tan anhelada libertad financiera. Sin embargo, la complejidad de acertar en una combinación ganadora hace que este objetivo sea más un golpe de suerte que un plan estratégico.