Una de las frutas más consumidas en los hogares es también una de las más delicadas. Las fresas tienden a deteriorarse con rapidez si no se manipulan adecuadamente, por lo que conocer cómo y dónde guardarlas es clave para prolongar su frescura. El problema principal radica en su alto contenido de agua, que junto con la piel fina y su exposición al aire, favorece la aparición de moho y el ablandamiento.
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La primera recomendación es evitar dejarlas a temperatura ambiente si no se van a consumir el mismo día. Se sugiere refrigerarlas, preferiblemente en el cajón de frutas, donde la temperatura es más estable y la ventilación es mejor. No obstante, no basta con meterlas a la nevera. El recipiente que se use, la posición y el estado de limpieza del fruto son elementos que influyen en su conservación.
Cómo lavar las fresas sin que pierdan frescura
Una duda frecuente es si las fresas deben lavarse antes de ser guardadas. Los expertos coinciden en que lo más apropiado es hacerlo únicamente antes del consumo. El motivo es que el agua penetra fácilmente en la fruta y, si no se seca completamente, acelera su descomposición.
Para lavarlas correctamente, se debe usar un colador y agua fría corriente. En caso de querer una limpieza más profunda, es posible sumergirlas brevemente en una solución de agua con vinagre blanco (tres partes de agua por una de vinagre). Luego, se deben enjuagar y secar con papel absorbente o un paño limpio.
Estos son los pasos recomendados para conservar las fresas en condiciones óptimas durante varios días:
- Revisar el estado de las fresas al llegar a casa y separar las que estén blandas o con moho.
- Guardarlas sin lavar, en un recipiente de plástico o vidrio con tapa perforada o sin tapa.
- Colocar papel de cocina en el fondo del recipiente para absorber la humedad.
- No retirar el tallo verde hasta el momento de consumo.
- Evitar apilarlas en exceso para que no se aplasten entre sí.
- Almacenar en el cajón de frutas del refrigerador.
- En caso de querer congelarlas, lavarlas, secarlas completamente, cortarlas si se desea, y congelar por separado antes de pasar a una bolsa hermética.
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Además del lugar de almacenamiento y el momento del lavado, existen otros cuidados que prolongan la vida útil de esta fruta. Por ejemplo, es importante revisar el recipiente a diario para identificar cambios de color, textura u olor. Si alguna pieza se deteriora, debe retirarse de inmediato para evitar que las demás se contaminen.
Cuando se desea conservar fresas por más tiempo, la opción de congelarlas puede ser útil. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que, tras descongelarse, su textura cambia, por lo que se recomienda usarlas en batidos, repostería u otras preparaciones que no requieran firmeza.
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Estas recomendaciones permiten aprovechar mejor el producto, reducen el desperdicio y contribuyen a una mejor organización en la cocina. El conocimiento de técnicas de conservación también puede aplicarse a otras frutas delicadas.