Exclusivo: este es el campamento de alias Miller, de las disidencias de las Farc, desde donde se habría ordenado la masacre de siete militares en el Guaviare

En el sitio de donde salió la orden de alias Miller para emboscar a la tropa se logró encontrar un número importante de granadas de mortero 60 milímetros, artefactos explosivos fabricados de manera artesanal, munición de fusil y de pistolas de diferentes calibres y una motocicleta.

Las granadas de mortero las tenían listas para utilizarlas contra los militares o sus enemigos, como las disidencias de las Farc de Iván Mordisco. También los explosivos armados manualmente para adaptarlos a los drones y dejarlos caer desde la altura.

El improvisado rancho, al parecer, fue levantado con un único propósito: el de hacer inteligencia y preparar el ataque. Las imágenes en poder de SEMANA muestran varias cubetas de huevo, bultos de papa, cebolla, gaseosa, libras de arroz, sillas plásticas, galones de gasolina, ollas, platos, una estufa de gas de dos puestos, hamacas, entre otros elementos.

En la habitación había una cama con un toldillo, varios pares de tenis y chancletas, un colchón sobre una base de madera y una hamaca amarrada de extremo a extremo. También había un equipo de comunicaciones, extensiones eléctricas y prendas camufladas.

Las ollas aún contenían sobrantes de comida; las cáscaras frescas de plátano estaban tiradas en la maleza; las botellas de gaseosa, consumidas a la mitad; los frascos de sal y azúcar, destapados, y leños con ceniza reciente daban a entender que Miller y su gente habían estado allí durante varios días esperando el momento.

El oscuro amanecer, la espesura y altura del pasto y el fuerte sonido de los animales fueron usados como ventaja por los criminales para atacar por sorpresa a los militares que se movían por un camino de atajo, por la región de Guanapalo, en el Guaviare, el pasado domingo 27 de abril.

Las condiciones del entorno jugaron en contra de los uniformados, quienes caminaban, quizás confiados, por la zona. Los hombres de Miller, que se estima podrían ser unos 100, se ocultaron dentro de la espesa maleza, utilizaron el oscuro del amanecer para camuflarse y aprovecharon el sonido de los animales para moverse con sigilo.

Faltando unos 800 metros para que los integrantes del Ejército llegaran a la vía principal, los hombres de Miller lanzaron el ataque y tomaron por sorpresa al pequeño grupo de soldados. Aunque se menciona que eran 34 los militares que caminaban, al parecer el contingente que fue blanco de la emboscada era el que iba en la retaguardia.

Las versiones de los pobladores de Guanapalo narran que los sujetos armados ilegales comenzaron a atacar al pequeño grupo de militares que iban quedados del pelotón, y que, al escuchar los disparos, el sargento Darwin Pérez, con más de 20 años en la fuerza, regresó para apoyar a sus compañeros.

La acción del militar, por más capacidades y habilidades adquiridas en el terreno, no fueron suficientes. Miller y sus hombres no tuvieron compasión, los acorralaron y los atacaron sin piedad.

Los jóvenes militares, que se encontraban entre los 20 y 24 años de edad, intentaron esconderse de sus enemigos entre la maleza, pero hasta allí llegaron las balas de los fusiles.

La imagen del sitio donde ocurrieron los hechos, hasta donde llegó SEMANA, era aterradora. Refleja el horror que vivieron los uniformados durante más de dos horas de combate. A lo largo del camino se podían encontrar sus pertenencias esparcidas sobre el terreno.

Cepillos dentales, ollas para preparar sus meriendas, cobijas, chancletas, carpas unipersonales y demás elementos se podían ver regados en el sitio.

Al caminar por el barro, el pasto y la maleza era fácil encontrar en el suelo los casquillos de las balas calibre 7,62 con las que fueron atacados el sargento Pérez y los soldados profesionales que quedaron tirados sin vida sobre los matorrales.

Quienes accionaron los potentes rifles fueron hombres de alias Miller, según el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, quien ofreció una recompensa de hasta 50 millones de pesos para quien entregue información sobre el cabecilla de la estructura Jhon Linares del bloque Jorge Suárez Briceño, de las disidencias de las Farc de alias Calarcá.

De acuerdo con la información entregada por el ministro Sánchez, Miller es un exfirmante del acuerdo de paz, sobre quien recaen órdenes de captura por diferentes delitos, y podría enfrentar una condena de hasta 37 años de prisión por el crimen de los miembros del Ejército.

Alias Miller está enfrentado con alias Jimmy, cabecilla del frente 44 de las disidencias de las Farc de alias Iván Mordisco. Antes, los dos cabecillas, Mordisco y Calarcá, formaron parte del Estado Mayor Central, que entró en negociaciones de paz con el Gobierno del presidente Gustavo Petro, pero luego los diálogos se rompieron y en la mesa quedaron los hombres de Calarcá, aproximadamente 1.600.

Las disidencias de las Farc gozaron del beneficio del cese de operaciones ofensivas en su contra, pero el pasado 16 de abril la cortesía que les concedió el presidente Petro se venció, y pese a que se dijo que no se iba a renovar, el jefe de Estado, mediante el decreto 448 de 2025, ordenó nuevamente suspender las operaciones ofensivas.

En medio de ese acto del Gobierno, Calarcá y sus hombres respondieron asesinando en una emboscada a los siete militares en el Guaviare. Sobre el acto de barbarie, el ministro de Defensa dijo: “Rechazamos este vil crimen y expresamos nuestras condolencias a sus familias. La gratitud de la patria nunca será suficiente frente a su irreparable ausencia”.

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