Mientras que Estados Unidos sigue con sus decisiones radicales, un factor empieza a jugar un papel clave como amenaza, cada vez más delicada en un asunto de interés internacional.
¿Por qué noticias falsas son amenaza en caso de aranceles en Estados Unidos?
La desinformación digital se ha convertido en un factor de riesgo económico de gran relevancia y uno de los temas que corre grave peligro es el de los aranceles en Estados Unidos, que golpean a Colombia.
Así lo explicó LLYC, empresa global en marketing y asuntos corporativos, al poner como ejemplo la manera en la que el impacto de las ‘fake news’ en contextos como la actual guerra de aranceles lo demuestra, pues el pasado 7 de abril, una noticia falsa sobre la suspensión de aranceles en territorio estadounidense provocó un repunte instantáneo de 2,4 billones de dólares en el índice S&P 500, hasta que la Casa Blanca desmintió la información, causando una caída abrupta.
Este caso, que comenzó con una publicación anónima amplificada por redes y replicada por medios financieros, refleja cómo la desinformación puede mover mercados y afectar decisiones de inversión a escala global.
Precisamente, a propósito del crecimiento en la conversación digital sobre el tema, LLYC hizo un análisis en el que detectó más de 815.000 menciones en redes sociales en Colombia durante el último mes.
El seguimiento puso bajo lupa tres ejes principales: el impacto económico local, las reacciones del presidente Gustavo Petro y las tensiones comerciales globales. Las preocupaciones sobre una posible afectación a las exportaciones colombianas, sumadas a los temores de una escalada en la guerra comercial global, han alimentado un clima de incertidumbre en redes sociales y medios digitales.
Precisamente, todo esto obliga a estar muy prevenidos ante cualquier tipo de noticia falsa que se quiera divulgar, remarcó la empresa global en marketing y asuntos corporativos sobre el tema.
¿Qué noticias falsas han surgido sobre aranceles en Estados Unidos?
Dentro de esta conversación, han circulado varias ‘fake news’ que han contribuido a alterar la realidad. Entre las más destacadas están:
- La supuesta pausa de 90 días en los aranceles de EE.UU.: originada por la interpretación errónea de una entrevista con un asesor económico de la Casa Blanca, esta noticia provocó un breve rally bursátil antes de ser desmentida oficialmente.
- “China paga los aranceles”: una narrativa promovida por el expresidente Donald Trump que ha sido desmentida por diversos estudios, los cuales confirman que el costo recae principalmente en empresas y consumidores estadounidenses.
- Los aranceles como motor económico: aunque se ha difundido que las medidas proteccionistas ayudaron a reducir el déficit comercial de EE.UU., entidades como el FMI han señalado que en realidad ralentizaron el crecimiento económico y afectaron negativamente la cadena de valor global.
“Vivimos en un entorno marcado por decisiones económicas abruptas y una conversación digital cada vez más fragmentada, donde las ‘fake news’ no solo propagan confusión, sino que pueden desencadenar reacciones en cadena que alteran los mercados, afectan la confianza y condicionan la toma de decisiones. Para mitigar estos riesgos, es esencial combinar un análisis cuantitativo riguroso con herramientas avanzadas de verificación colaborativa, promover la alfabetización mediática y fomentar espacios de diálogo público-privado basados en evidencia y transparencia”, afirmó Andrés Ortiz, socio y director general para Colombia en LLYC.
¿Cómo afectan las noticias falsas a la economía?
Más allá del caso puntual de los aranceles, la desinformación tiene un impacto económico sistemático para las empresas. Estimaciones internacionales apuntan a que las pérdidas causadas por las ‘fake news’ alcanzan los 78.000 millones de dólares al año, de los cuales casi la mitad se atribuyen a la volatilidad en los mercados financieros.
Casos como el hackeo de la cuenta de Associated Press en 2013, que provocó una caída de 136.000 millones de dólares tras un tuit falso sobre una explosión en la Casa Blanca, son evidencia del alcance que puede tener una noticia falsa, incluso cuando proviene de fuentes aparentemente confiables.
En un entorno hiperconectado y de alta sensibilidad económica, donde una publicación puede alterar el curso de los mercados, la verificación rigurosa y la responsabilidad informativa ya no son opcionales: son una necesidad compartida por medios, gobiernos, empresas y ciudadanos.