Tras la muerte de Francisco, la gestión de los asuntos vaticanos quedará temporalmente en manos del cardenal camarlengo mientras se celebran los nueve días de exequias y transcurre el plazo, de entre 15 y 20 días, para organizar un cónclave que elija al nuevo papa.El camarlengo actuará como papa “interino”, encargado de administrar la Iglesia hasta la elección del nuevo pontífice, aunque con poderes reducidos.