Salud Hernández-Mora

Una decisión tan maquiavélica, tan brillante, solo puede venir de Armando Benedetti. Petro le concedió todos los galones y lo situó a su lado, contra viento y marea, no solo por mantenerlo callado, sino para preparar las elecciones de 2026. Y el nuevo jefe de Palacio empezó a maquinar “maldades”. Para eso es un genio inigualable.La designación del general Pedro Sánchez al frente del Ministerio de Defensa es un magnífico golpe de efecto. No les puede salir mal aellos. Otra cosa son los males que cause al país, a las FF. MM.

Siete años tocando puertas, tragándose humillaciones, indiferencias, esperas, lágrimas. Son infatigables, como tantas admirables cuchas que buscan noticias de sus hijos secuestrados o desaparecidos.Y si las tragedias de estas últimas solo importan cuando las convierten en armas políticas arrojadizas, ¿qué relevancia pueden tener las mamás de dos simples policías que claman por su inocencia?Aunque saldrán de prisión en pocos años, a ellas les parece una injusta eternidad un solo día tras las rejas. Tampoco aceptan que carguen con la deshonra de un delito que no cometieron.

No será fácil retornar a la normalidad. El ELN conquistó el territorio, se apropió de un suculento botín, y ahora es el único amo. Su brazo financiero, llamado PER, se quedó con fincas, vehículos, comercios, animales, negocios que pertenecían a guerrilleros, milicianos, familiares o colaboradores de las Farc-EP. Luego los pondrán a nombre de su gente y no querrán devolverlos a sus legítimos dueños jamás.

Cuando las tropas de Salvatore Mancuso perpetraron la masacre de La Gabarra, en agosto de 1999, las Farc llevaban cuatro lustros en el que era el poblado más cocalero del Catatumbo.La estampida hacia Venezuela fue masiva, pero con el pasar del tiempo, muchos pobladores retornaron y se resignaron al yugo paramilitar.En aquellos años, recorrer el trayecto entre Cúcuta y dicho corregimiento de Tibú, de unas cuatro horas, era una lotería.Una vez me tocó una pesca milagrosa del ELN. Demoramos un par de horas retenidos, a pesar de que el Ejército estaba cerca.

Hay hombres armados con fusiles en cascos urbanos, los combates se suceden, igual que los asesinatos selectivos, empiezan a aparecer cadáveres botados por los caminos y ambos bandos han sufrido bajas. “Esa guerra no nos conviene a ninguno”, me había dicho el comandante Andrey Avendaño, jefe del frente 33 de las Farc-EP, cuando lo entrevisté en diciembre pasado en el campamento del bloque Gentil Duarte, situado en el corazón del Catatumbo, en Norte de Santander. “Los dos grupos tenemos familiares y conocidos en toda esta región”, anotó.

Siquiera se va el presidente que indultó con descaro a su hijo corrupto y, visto el regalo a la tiranía cubana a cambio de migajas, habrá que alegrarse de que no venciera Kamala Harris. Con los demócratas en la Casa Blanca, no habría ni asomo de esperanza de tumbar las dictaduras de nuestra región.No sé si el imprevisible, histriónico y bravucón de Trump, que ladra mucho y muerde poco, hará lo necesario para acabar con los sátrapas que aplastan las libertades de nuestros hermanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua.