Salud Hernández-Mora

Es una vergüenza. Uno de esos derechos demenciales que habría que eliminar sin contemplaciones. Es inaudito que la Gobernación de Antioquia esté obligada a costear el paseo de un puñado de sindicalistas a Cuba con el fin primordial de alabar la dictadura criminal de Fidel Castro.Una de esas normas indelebles permite a un grupo de privilegiados escoger el destino de fondos asignados a cursos de capacitación.

Fue un terrible error. Nadie que conozca la zona habría permitido que el presidente anunciara el desplazamiento de una unidad militar en su cuenta de X. Menos aún cuando transportaban a un grupo de soldados en un camión desprotegido, como si fuesen ganado, y sin asegurar antes el terreno.La masacre de cinco uniformados y otros 16 heridos en la carretera que conduce de Balboa a Argelia exige que sus mandos asuman la responsabilidad del desastre, igual que Gustavo Petro.

El inolvidable Lech Walesa le recordó a Trump que Estados Unidos ayudó a Polonia a luchar contra la opresión soviética porque Ronald Reagan comprendió que “millones de personas esclavizadas estaban sufriendo”. No exigió agradecimientos, tenía principios.Trump, sin embargo, pretende regalar una impúdica victoria al criminal ruso. Y cae en la bajeza de dejar a Zelenski sin la inteligencia militar norteamericana para que Putin masacre civiles a su antojo. No podrán alertar a la población con tiempo para correr a los refugios.

Si Petro fuese un presidente serio, respetado, sus acusaciones serían bombazos fuera de nuestras fronteras. Afirmar con rotundidad, en un diario español, que Vicky Dávila es una asesina no solo la mandaría al club de los parias planetarios, sino que un señalamiento de semejante calibre lo recogerían otros medios. Pero la indiferencia que produjo tamaña falaz e irresponsable acusación refleja la nula consideración que se ha ganado el jefe de Estado en el exterior.

Los llamados trocheros tendrán que volver a echarse una mochila a la espalda y atravesar el Darién con alguno que otro kilo de cocaína. Les iba mejor y más seguro con los migrantes, habrían querido que no desaparecieran como por arte de magia, pero la bonanza se esfumó cuando menos lo esperaban.Los organismos internacionales, expertos en la materia, habían pronosticado que unas 800.000 almas pasarían por Urabá en 2024, en su ruta hacia la conquista del sueño americano. En enero, sin embargo, no llegaron ni a 2.000 y la tendencia sigue a la baja.