Juan David Rodríguez

El Amazonas es una de las regiones más importantes de Colombia y del planeta. Este ecosistema al sur del país alberga 674 especies de aves, 158 de anfibios, 195 de reptiles, 212 de mamíferos, 753 de peces y más de 6.300 plantas diferentes, de acuerdo con datos de WWF. También se calcula que en la Amazonía hay 390.000 millones de árboles y se encuentra el 10 por ciento de la biodiversidad global.Con el objetivo de preservar, proteger y generar desarrollo sostenible en esta región, son varias las empresas que lideran iniciativas de alto impacto.

El 84 por ciento de los hogares en Colombia adquiere los medicamentos en farmacias como Cruz Verde, según un estudio de Kantar. Con 13 años de historia en el país, esta cadena de droguerías, que hace parte de la operación de la mexicana FEMSA, tiene más de 970 puntos de venta y presencia en 28 departamentos del país. Hoy, además, es ejemplo en cobertura y políticas orientadas a la sostenibilidad.

El proyecto Corozo, creado en 2024, se convirtió en la primera iniciativa de conservación privada a gran escala del Caribe colombiano. Su objetivo es conservar más de 100.000 hectáreas de bosque seco tropical y humedales en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, Santander y Sucre; así como en el Bajo Cauca antioqueño. Este esfuerzo protege el patrimonio natural y ofrece a los propietarios de tierras la oportunidad de sumarse a una causa global y recibir incentivos económicos.

Los puertos son infraestructuras estratégicas para el comercio y la conectividad global. En Colombia, además, tienen un papel vital en el crecimiento económico y la generación de empleo. Como en todas las industrias y la mayoría de sectores económicos, el impacto ambiental de sus operaciones es un desafío que demanda soluciones innovadoras, por eso la sostenibilidad portuaria se ha convertido en una prioridad. En ese contexto, el Grupo Puerto de Cartagena lidera estrategias que equilibran su desarrollo con la conservación y el bienestar social.

El sector de la construcción tiene un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y la conservación de los recursos naturales. Un caso ejemplar es la reconocida constructora Amarilo, que en los últimos años ha logrado importantes avances en materia de sostenibilidad, conservación de la biodiversidad y en la creación de comunidades inclusivas y sostenibles.

A veces, un pequeño gesto tiene el poder de cambiarlo todo. Un aporte, por mínimo que parezca, puede tener un impacto notable en la educación de un niño, la recuperación de un paciente o el alivio de una comunidad entera. En Colombia, miles de personas se benefician de organizaciones que trabajan por la educación, la salud y el bienestar de poblaciones vulnerables. Gracias al compromiso de compañías y plataformas que hacen posible el apoyo ciudadano, cada donación se convierte en una oportunidad para cambiar realidades.

Ubicado en Nilo, Cundinamarca, Piscilago de Colsubsidio no solo es un referente en recreación, sino también en conservación ambiental. Su trabajo en la protección del Bosque Seco Tropical y la preservación de especies en peligro, lo han convertido en un modelo de sostenibilidad en Colombia. Este esfuerzo es aún más relevante ante el creciente impacto de la deforestación y el tráfico de fauna silvestre en el país.

A través de diferentes acciones de alto impacto, Drummond ratifica su compromiso con la preservación del medio ambiente. El año pasado, por ejemplo, aprovechó el 76 por ciento de los residuos generados en sus operaciones mineras y portuarias a través de su Programa de Gestión Integral de Residuos (PGIR). Esto equivale a la recuperación de 23.024 toneladas de las 30.493 toneladas que genera.De acuerdo con sus cifras, el 51 por ciento de los residuos aprovechados (15.580 toneladas) correspondieron a residuos no peligrosos como chatarra, madera, cartón, plástico, vidrio y llantas usadas.

Uno de los grandes desafíos que ha tenido que atender Colombia son las brechas de conectividad. Por supuesto, hay muchos más retos en el ámbito social, ambiental o educativo. Entendiendo esta realidad y que la sostenibilidad va más allá de acciones filantrópicas, desde 2019 Claro ha consolidado una serie de programas que buscan impactar diferentes comunidades en todo el país.