Cuando el decano de Bellas Artes de la Universidad Popular del Cesar la invitó a dar clases sobre gestión cultural, ella aceptó y se puso a preparar su cátedra. Quince días después, recibió otra llamada del decano porque no había pasado la cuenta de cobro. “Yo pensé que era gratis”, respondió. Esta anécdota muestra su compromiso con la cultura: “Es una inversión en el ser humano y en ella encontré mi propósito de vida”.