Todos los domingos, después del mediodía, uno de los “muchachos de la vuelta” se acerca a la puerta de las humildes viviendas para cobrar “lo de los servicios”. “Son 6.000 pesitos. Es lo que se les paga por el agua y la luz. Todos sabemos que son servicios ilegales, ellos los manejan”, le cuenta una fuente a SEMANA.Esta persona, que habitaba una casa de la parte más alta de la zona nororiental, en límites entre Medellín y Bello, donde el 24 de junio una avenida torrencial dejó 27 víctimas fatales, aclara que el agua que llega a través de la canilla es turbia.