La mayoría de las personas suelen pensar que ayudar a un amigo es una muestra de confianza y que brindar una mano cuando alguien lo necesita es acto noble. Pero algunas veces ciertos “favores” que se hacen de buena fe pueden tener consecuencias legales graves, al punto de terminar en prisión.
En estos casos el problema no es la intención con la que se brindó la ayuda, sino el acto que se realizó, pues la ley no perdona la ingenuidad.
A continuación, tres situaciones aparentemente inocentes que podrían convertirse en delitos si no se actúa con responsabilidad.
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Tres favores que jamás debería hacerle a un "amigo": podría ir a la cárcel
Prestar su cuenta bancaria para recibir o transferir dinero
“Un amigo me pidió que le prestara mi cuenta porque tenía un problema con la suya”. Esta frase típica es el principio de una pesadilla legal.
Aunque parezca algo sin importancia, el recibir una consignación por ayudar a alguien que aparentemente no tiene una cuenta, puede ser considerado como lavado de activos o encubrimiento de actividad ilícita si el dinero proviene de fuentes ilegales.
Las autoridades pueden rastrear esa transacción hasta la cuenta del propietario y este terminaría vinculado a una investigación penal, sin saber de dónde vino el dinero ni quién lo movió realmente. Aunque la persona no tendría ganancia alguna con ese favor, las autoridades investigarán su participación, voluntaria o no, en el movimiento de recursos que provienen de actividades ilegales.
Llevar “una cosita” en la maleta de viaje sin preguntar qué es
“Llévame esto, hermano, mientras soluciono un problema con mi equipaje”. A veces es una caja pequeña o un objeto envuelto que no puede ser abierto.
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Si ese paquete contiene drogas, armas o elementos robados, el portador será responsable de su tenencia, incluso si jura ante las autoridades que no tenía idea de lo que guardaba. La justicia evalúa la posibilidad de conocimiento o negligencia, no el hecho de que se desconocía el contenido del paquete.
El Código Penal castiga la posesión y ocultamiento de bienes ilícitos, y esa “ayudita” podría causar años de cárcel. Especialmente si hay un objeto que está vinculado a un delito mayor, como tráfico de drogas o porte ilegal de armas.
Firmar un documento o figurar como fiador sin entender lo que está avalando
Firmar por alguien porque “lo conoce de toda la vida” es un gran error. Por ejemplo, el figurar como fiador o codeudor en un préstamo, arriendo o contrato legal tiene consecuencias muy serias.
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Si la otra persona no cumple, el firmante será el primer responsable ante la ley. Y si el contrato está relacionado con actividades ilegales, como compra de vehículos usados para actividades delictivas, contratos ficticios o incluso falsificación de documentos, la firma puede ser usada como prueba de complicidad o participación en el delito.
Además, firmar sin leer o sin entender lo que se está comprometiendo puede llevarlo a enfrentar procesos judiciales o embargos que dañen el historial financiero e incluso se podrían presentar cargos penales por fraude o falsedad documental.
¿Por qué estos favores son tan peligrosos?
En Colombia, la ley penal no siempre requiere que una persona actúe con dolo (intención de hacer daño) para ser procesada. Basta con que haya omitido elementos mínimos, que haya actuado con descuido, o que haya sido partícipe, así sea de manera pasiva, en un hecho ilegal.
Por lo tanto, el desconocimiento no exime la responsabilidad.
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¿Cómo protegerse sin dejar de ser solidario?
- Nunca preste su cuenta bancaria. Ni a familiares, ni a conocidos. Si necesitan mover dinero, que lo hagan por medios formales y propios.
- No guarde objetos ajenos sin saber exactamente qué son. Y si sospecha algo, no dude en rechazar el favor o incluso notificar a las autoridades.
- No firme ningún documento sin leerlo con calma. Si tiene dudas, consulte con un abogado antes de comprometerse.
- Desconfíe de favores urgentes que involucren dinero, objetos o contratos. El afán rara vez es buen consejero.
- Aprenda a decir no. A veces, la mejor forma de proteger una amistad es no involucrarse en sus problemas legales.