En Colombia, por primera vez, el número de hogares en arriendo supera al de propietarios: 7,3 millones frente a 7,1 millones.
Un informe de BBVA Research revela que, entre 2000 y 2025, se formaron más hogares de los que se construyeron viviendas formales, lo que ha llevado a una creciente informalidad, hacinamiento y preferencia por el alquiler.
(Vea también: Confirman cuándo les darán subsidio de $ 10’590.840 a los que viven en arriendo en Bogotá).
Esta tendencia se ha visto impulsada por el encarecimiento del crédito, la disminución de subsidios y la incertidumbre económica.
Las ventas de vivienda han caído drásticamente, sobre todo en los estratos más bajos, y los constructores han reducido lanzamientos e iniciaciones, exigiendo mayores preventas antes de iniciar proyectos.
Mientras tanto, los precios de los arriendos suben más rápido que la inflación, al contrario del valor de la vivienda nueva, que presenta caídas reales en ciudades como Bogotá y Cali.
Esto ha incrementado la rentabilidad del alquiler y ha atraído inversión, especialmente en viviendas de corta estadía. Sin embargo, el modelo multifamily aún no despega por falta de regulación y seguridad jurídica.
Aunque persiste una fuerte demanda, sin una política clara y estructurada, el déficit habitacional en Colombia seguirá siendo un problema latente, especialmente en regiones con alta informalidad laboral como Chocó y La Guajira.
Por qué vivienda en Colombia es industria tan importante
La vivienda en Colombia es un sector fundamental tanto desde el punto de vista social como económico. En términos generales, la vivienda puede adquirirse por compra o mediante alquiler, y su funcionamiento depende de múltiples factores: la oferta y demanda del mercado inmobiliario, las políticas públicas, la disponibilidad de crédito hipotecario, y las condiciones socioeconómicas de la población.
El país ha experimentado un crecimiento demográfico importante en las últimas décadas, lo que ha generado una mayor demanda de hogares. Sin embargo, esta demanda no ha sido cubierta completamente por la oferta formal de viviendas, lo que ha derivado en un aumento del arriendo, la informalidad habitacional y el hacinamiento. Además, los altos costos del crédito hipotecario y la disminución de subsidios han dificultado el acceso a vivienda propia, en especial para los sectores más vulnerables.
La industria de la construcción de vivienda es clave para la economía colombiana por su capacidad de generar empleo, dinamizar otros sectores productivos y estimular la inversión. Cada vivienda construida implica la participación de múltiples actividades económicas, desde la producción de materiales de construcción hasta los servicios financieros.
Es una industria que, cuando está en expansión, impulsa el crecimiento económico del país. Según cifras oficiales, el sector de la construcción representa cerca del 7 % del PIB nacional y emplea a millones de personas de forma directa e indirecta. Además, las inversiones en infraestructura y vivienda mejoran la calidad de vida de la población, reducen la pobreza y fomentan el desarrollo urbano ordenado.
En el contexto actual, el arriendo ha superado a la vivienda propia como principal forma de acceso a un hogar. Esto representa un cambio estructural en la forma en que las familias colombianas habitan. El aumento de la renta ha sido aprovechado por inversionistas, quienes ven en el alquiler una fuente creciente de rentabilidad, especialmente en destinos turísticos donde predominan las viviendas de corta estadía.
Cómo es modelo de vivienda que todavía no se implementa en Colombia
Sin embargo, esta tendencia también revela la necesidad de políticas públicas más sólidas para garantizar el acceso a una vivienda digna y estable. El modelo institucional de alquiler, conocido como multifamily, aún no se desarrolla plenamente en Colombia debido a la falta de regulación, lo que limita su potencial de crecimiento.
En conclusión, el sistema de vivienda en Colombia refleja las tensiones entre una demanda creciente y una oferta limitada. Su industria es esencial no solo por su impacto económico, sino por su papel en la construcción de tejido social, equidad y bienestar. Fortalecer este sector es indispensable para cerrar brechas sociales y consolidar el desarrollo del país.