No queda duda del poder corruptor de Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, que le permitió, por años, establecer oscuras alianzas con los funcionarios encargados de perseguirlo y enfrentar su maquinaria de contrabando. Lo más grave es que desde hace más de una década estaba en el radar de las autoridades, incluso de Estados Unidos, pero no pasó nada.SEMANA revela un inédito documento que pasó de agache durante 14 años y pone sobre la mesa la complicidad con el imperio de Papá Pitufo.