En Cundinamarca, más allá de los destinos ampliamente conocidos, existen municipios que preservan la tranquilidad, la autenticidad y la conexión profunda con su entorno natural. Son lugares donde las jornadas se viven sin prisa, el sonido predominante es el de los ríos, el viento y las aves, y la interacción con la comunidad se da en un marco de calidez y sencillez.