El reciente anuncio del narcodictador Nicolás Maduro sobre la creación de una “primera zona binacional” en la frontera colombo-venezolana debería encender todas las alarmas en Colombia. No solo por el contenido del plan, sino por algo aún más inquietante: el silencio absoluto del gobierno de Gustavo Petro. Ese silencio no es diplomático, es cómplice.